Dentro de los Regadíos de Cabecera se han incluido, de forma genérica, las zonas de la cuenca del Ebro con una mayor influencia atlántica. En estas zonas, el regadío, desde un punto de vista técnico –su diseño, estructura y manejo -, difiere ostensiblemente del resto de la Cuenca. Aquí el riego se concibe fundamentalmente como una técnica de "apoyo" a la producción.
Entre los cultivos tradicionalmente producidos se encuentras los cereales de invierno: trigo y cebada, las forrajeras: alfalfa, maíz forrajero y praderas, algún cultivo industrial como la remolacha y hortícolas como la patata.
En los últimos años y con la diversificación de cultivos que permite la puesta en riego, algunas zonas, como es el caso de la llamada Alavesa, aprovechando su proximidad a importantes centros de consumo, están incrementando la superficie regada destinada a la producción de hortícolas, bien para consumo en fresco bien para la industria agroalimentaria.
En cuanto a la superficie regada, aun cuando es posible encontrarla a lo largo de todos los cauces que constituye la cabecera del Ebro, caben destacar las zonas regables del Omecillo, Zadorra, Ayuda, Inglares y Eje del Ebro (Miranda), con una superficie estimada en torno a las 24.000 ha.
El Plan Hidrológico del Ebro prevé la mejora y modernización de los regadíos del Nela y de las pequeñas cuencas de cabecera hasta Miranda de Ebro, así como la modulación de tomas y modernización de los regadíos de Alava.
Mapa de la zona
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